La palabra competencia como criterio a tener en cuenta en la formación integral del alumnado tiene su origen en el «Informe Delors» (1996) con el título: “La educación encierra un tesoro” que abre las puertas a un nuevo paradigma educativo basado en, aprender a conocer, aprender a ser, aprender a hacer y aprender a convivir, quizás influido por la «teoría de las inteligencias múltiples»(1983) de H.Gadner (Psicólogo, investigador y profesor en la Universidad de Harvad) y posiblemente también por la publicación del libro»Inteligencia emocional»(1995) de D.Goleman (Psicólogo estadounidense).
Después nace el proyecto de Definición y Selección de Competencias (DESECO) de la OCDE (finales de los 90) donde dice que «las sociedades actuales demandan que los individuos se enfrenten a la complejidad de muchas áreas de sus vidas». Además, esta organización considera que «El desarrollo sostenible y la cohesión social dependen críticamente de las competencias de toda nuestra población, con competencias que se entienden cubren el conocimiento, las destrezas, las actitudes y los valores».
Por otro lado tenemos el «proyecto tuning», un proyecto de investigación llevado a cabo por universidades europeas en primer lugar, pero que ha sido implementado en todo el mundo y que considera que …«los resultados del aprendizaje se expresan en niveles de competencia que debe conseguir el estudiante. Las competencias representan una combinación dinámica de las capacidades cognitivas y metacognitivas, de conocimiento y entendimiento, interpersonales, intelectuales y prácticas, así como de los valores»…
En nuestro sistema educativo se habla por primera vez de competencia en la LOE (Ley Orgánica de Educación 2/2006, de 3 de mayo) y hace referencias a ocho competencias básicas: 1. Comunicación lingüística.2.Matemática. 3 Conocimiento e interacción con el mundo físico.4.Tratamiento de la información y competencia digital.5.Social y ciudadana.6.Cultural y artística.7.Aprender a aprender.y 8.Autonomía e iniciativa personal.
Hay muchos estudios realizados de los beneficios del aprendizaje por competencias, pongo aquí un enlace donde recojo algunos de los que tienen que ver con la música.
Mi opinión personal es que el aprendizaje por competencias en los conservatorios no solo tiene mucho más sentido,sino que es necesario para que la música ocupe el espacio perdido en nuestra educación integral, ya que el desarrollo de las mismas capacita al alumnado para enfrentarse a las diferentes barreras y/o situaciones nuevas que se presentan en el aprendizaje del instrumento y la música, además de en otras áreas de estudio y de su entorno.
Mi propuesta es trabajar de manera interdisciplinada con una conexión fluida y permanente con el equipo educativo para que los diferentes puntos de vistas del profesorado ayuden a «afinar» nuestras didácticas y metodologías, y transdisciplinada (conexión fluida y permanente con docentes de centros educativos obligatorios), en todos los centros educativos, en beneficio del alumnado.
Einstein era capaz de ser más creativo y certero en la resolución de los problemas científicos cuando tocaba el violín.
Las posibilidades de los estudiantes de conservatorio para sentirse realizado en un mundo laboral actual tal y como está planteada la educación en los mismos, está cada vez más limitada. Me explico haciendo una visualización personal de la realidad:
- Es difícil vivir como concertista, ya que se requiere de unas aptitudes especiales al margen de una dedicación muy intensa. No hablemos ya de la escasa demanda y al mismo tiempo selectiva que existe en este sentido.
- La labor docente está limitada porque son muchos los estudiantes y pocas las oportunidades que presenta nuestra realidad educativa para ejercerla.Tampoco vamos a hablar de Escuelas de Música con subvención escasa, “ratios” ni de “tasas de reposición cero”.
- Las orquestas contemplan una limitación evidente de números de músicos que la forman.Vamos a obviar las que subsisten a duras penas lamentablemente y las que se intentaron crear y que solo se quedaron en proyectos.
- Hay pocas bandas de música profesionales que permitan ser autosuficiente económicamente, no vamos a mencionar las que necesitan de constante “alumnado becario” para completar una plantilla básica y poder hacer conciertos dignos.
La nueva realidad social exige un nuevo paradigma educativo en estos centros, mientras esperamos una voluntad política seria en el plano educativo musical y por ello, en los conservatorios debemos aprovechar algunos vacíos que la educación obligatoria no desarrolla, por tener que ajustarse permanentemente a unos contenidos que capacite al alumnado para competir en PISA y seguir formándose de manera instrumental, descuidando en muchas ocasiones los pilares básicos de los que se habla en el «informe Delors».
Debemos trabajar más la inteligencia emocional, ser mejores observadores y extraer de cada alumnado lo mejor, convirtiendo la música en un vehículo perfecto para el desarrollo integral de la persona.
De esta manera nuestra educación musical estará mejor ¿justificada? y nuestra sociedad empezará a tomarnos mas en ¿serio?, entendiendo que la educación musical por competencias es otro de los pilares básicos para desarrollar capacidades en la población, como propone DESECO de la OCDE.
Desde mi humilde opinión, creo que en los conservatorios se deberían trabajar todas las competencias básicas que propone la LOE, además de la competencia emocional, la competencia sistémica y las competencias específicas de la música.
Me queda mucho por aprender, pero el solo hecho de planteármelo ya es un primer paso para evitar de una manera formar a futuros fracasados, que tendrán que ser competentes en una sociedad cambiante y desconocida.
En ello estamos!
Fran
musicayclarinete 